No es la primera vez que hablo de marcos mentales ni de las limitaciones que estos nos suponen. Cuando tenemos un “marco mental” intentamos hacer que nuestras experiencias encajen en ese marco mental, incluso seleccionamos de manera inconsciente los ejemplos que nos confirman nuestras creencia y nos permiten seguir en ese marco.
Aunque es obvio que hay una realidad ahí fuera, gran parte de nuestra vivencia de ella es construida, es una elaboración de nuestra mente. Eso explica que dos personas que pasan por la misma situación, incluso cuando ésta es una situación extrema como una enfermedad grave, tengan vivencias tan diferentes, la expliquen de manera distinta y actúen de un modo que muchas veces no tiene nada en común.
Como dice Mario Alonso Puig: (siento no poner el link a la entrevista completa pero no está disponible) La personalidad viene definida por dos elementos. Uno es el temperamento y otro es el carácter. El temperamento tiene una gran base genética [...]. El carácter se lo forja una persona, por la forma en la que usa su libertad para hacer frente a los desafíos.
Esa parte del carácter que puede ser cambiada tiene su fundamento en la plasticidad cerebral, es decir, en la posibilidad de realizar cambios estructurales (cambiar las conexiones) de nuestro cerebro. Por eso, cuando alguien afirma “es que yo soy así y no puedo cambiar” , está haciendo una doble afirmación. Una parte de esa afirmación tiene que ver con su temperamento y ya hemos dicho que eso tiene base genética y admite menos modificaciones. Y la otra tiene que ver con su carácter, con el modo en que se enfrenta a los problemas y ahí tenemos margen para el cambio. Sería más correcto una afirmación del tipo “yo tengo una tendencia a ser así y me interesa o no me interesa trabajar en el cambio”.
Cuando atribuimos nuestros comportamientos y actitudes a aspectos inamovibles de nuestra personalidad, estamos cerrando la puerta al cambio. Nos estamos aferrando a nuestra zona de confort. Ya comenté que una manera agradable y bastante segura de salir de la zona de confort es a través del procedimiento que llamamos zona de desarrollo proximal, que sería un modo de avanzar dando pequeños pasos, alejándonos poco a poco de nuestra zona cómoda para ir abriéndonos a otras posibilidades.Es lo que se hace en cualquier proceso terapéutico o de coaching.
Lo que es seguro es que como dicen en PNL, si haces siempre lo mismo obtendrás los mismos resultados. Sólo conseguirás que la historia se repita y acabes preguntándote por qué siempre te pasa lo mismo. Por eso, para conseguir nuevos resultados tendrás que romper algunos de tus marcos mentales. Y la mejor manera de hacerlo es empezar ya, por cosas pequeñas, triviales y sin importancia. Puede ser cambiar la ruta por la que vas al trabajo, comprar un periódico contrario a tus ideas políticas, ver una película de un género que no te atrae, leer una revista o un libro sobre un tema que desconoces, apuntarte a un curso de algo que nunca has hecho y un largo etcétera. En definitiva, practicar el fitness mental. Porque un cerebro entrenado en la flexibilidad estará mejor preparado cuando la situación lo requiera, cuando ese paso a dar, sea de verdad importantey necesario.
¿Te entrenas en el cambio o te aferras a las rutinas que te son cómodas?
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